Het Arresthuis literalmente la casa del juicio en holandés se desempeñó como cárcel holandesa en 1862, posteriormente estuvo abandonada por años. Funcionó nuevamente en 2002, cuando servía como centro de emergencia, hasta mediados de 2007.
Después de una serie de modificaciones y reestructuraciones la cárcel abrió de nuevo sus puertas pero esta vez como un majestuoso hotel.
Las habitaciones se disponen a través de un estrecho corredor en el que cada una de las estancias guardan una temática personalizada y entre las que se distinguen cinco suites: la de la Directora, del Alcaide, del Carcelero, el Abogado y el Juez, evidentemente con nombres que no han sido elegidos al azar.
Los detalles que recuerdan a un pasado no tan lujoso se han cubierto de un aspecto moderno y elegante pero sin perder su esencia, así pues las puertas de los baños son los viejos portones que privaban de libertad a los presos y el patio de recreo está reconvertido en una lujosa terraza. El hotel de hoy en día ofrece además gimnasio y un servicio de alto catering.
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