Desfile, baile, música, emociones
Al grito ensordecedor de “México, México” en el fantástico estadio Omnilife, 45 mil espectadores fueron los encargados de “abrir” la fiesta de apertura de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 en una noche inolvidable para el deporte del continente. Cada uno de ellos fue testigo directo de una ceremonia que siguieron por TV otras 200 millones de personas en todo el mundo. Fue una celebración del deporte, claro. Pero también de la alegría y de la pasión del pueblo mexicano que regaló una síntesis de sus tradiciones con bailes, música y canciones.
Apenas 15 minutos después de ese arranque, Walter Pérez inició el desfile de los atletas de 42 países para vivir una de las emociones más grandes en su vida de deportista. Detrás del campeón olímpico y abanderado argentino, caminaron Las Leonas en primera fila. Todos ellos dieron una vuelta al escenario montado en el centro de la escenografía y se sentaron en sillas dispuestas a lo largo y ancho del terreno, rompiendo una vieja tradición de los Juegos ya que siempre los protagonistas principales se ubicaron en las tribunas para seguir la inauguración. Si Argentina fue la encargada de abrir esta parte de la ceremonia como marca el protocolo por haber sido Buenos Aires sede de los primeros Panamericanos, el local México la cerró para que el delirio fuera total.
Para el cierre quedó el encendido del pebetero panamericano. Entonces sí, el fuego iluminó la noche. Y también lo hizo el deporte, que tuvo un viernes emocionante y para guardar. Para siempre.
Visto en: http://www.clarin.com/
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